¿Os habéis parado a pensar en la facilidad que tienen los perros para compartir su vida con una especie que no es la suya? Es decir, con nosotros. La larga historia de domesticación del perro cerca de los humanos ha propiciado la aparición de una relación única en la que los perros forman grupos sociales con nosotros. Esta relación es el vínculo de apego y es la base de por qué los perros son tan exitosos a la hora de convivir con las personas.
Vale, perfecto, pero ¿qué es exactamente el apego?
El apego, desde un punto de vista etológico, es un sistema comportamental que regula una relación afectiva entre dos individuos, en la que uno trata de mantenerse cerca del otro, al que necesita como referencia (base segura) para su correcto desarrollo. Es el sistema detrás de la relación materno-filial y que propicia que las crías se mantengan cerca de sus progenitores para obtener recursos y protección. El fin último de este sistema es la supervivencia de la especie.
Las conductas observables en las crías serían: contacto visual con los progenitores, seguimiento físico, llanto cuando la figura de apego no está disponible, etc. En los progenitores se producen respuestas a esos comportamientos como, por ejemplo, acercarse tras el llanto. Situaciones medianamente estresantes activan el sistema de apego.
Aunque las estructuras neurobiológicas responsables del apego están presentes desde el nacimiento del individuo se necesita tiempo y contacto para la formación del mismo.
El vínculo de apego tiene 5 características que fueron definidas por el psicólogo John Bowlby y que siguen vigentes hoy en día:
- Efecto base segura: Si el cuidador funciona como base segura, el individuo será capaz de explorar un ambiente nuevo sin signos de miedo y mirará a su base segura como referencia.
- El individuo debe mostrar una clara preferencia hacia su cuidador en comparación con desconocidos.
- Efecto refugio. Cuando el individuo experimenta miedo, este se acercará e incluso esconderá detrás de su figura de apego.
- Deben producirse comportamientos de estrés durante la separación de su figura de apego.
- Deben producirse comportamientos específicos durante la reunión con el cuidador (la importancia del saludo).
Estos criterios son ciertos para las relaciones materno-filiales. En ellas, la figura de apego tiene mayores capacidades físicas y cognitivas constituyendo lo que denominamos una relación de apego asimétrica.
¿Cómo son las características del apego perro-humano?
Se trata de una relación afectiva entre dos individuos adultos pero es asimétrica, ya que el humano tiene mayores capacidades cognitivas y regula el acceso a recursos del perro, y además las 5 características del apego están presentes. Por ello el vínculo de apego de un perro adulto y su tutor es funcionalmente similar al apego entre una madre y sus hijos. De hecho, las últimas investigaciones han mostrado que los centros que se activan en el cerebro de los perros cuando ven a su tutor son los mismos centros que se activan en los bebés humanos cuando ven a su madre, haciendo este fenómeno todavía más parecido.
Ya que existen estas 5 características, ¿podemos medir el apego objetivamente?
La psicóloga Mary Ainsworth desarrolló el test de situación extraña para medir el apego. En él, un niño y su madre están en una habitación nueva en la que se suceden una serie de episodios prefijados: entra un desconocido; la madre deja al niño solo con el desconocido; el niño se queda solo; desconocido regresa y más tarde la madre. Al observar a los niños pudieron describir con éxito todos los criterios de apego, por ejemplo, que los niños jugaban más en presencia de su madre, la saludaban de una manera especial y lloraban cuando se quedaban solos.
En el caso de los perros, se ha adaptado el test de situación extraña cambiando la figura del padre/madre por la del tutor pero con un orden de episodios muy parecidos, pudiendo demostrarse que los 5 criterios del apego también están presentes en la relación perro-tutor:
- Cuando el tutor estaba presente el perro exploraba la habitación (base segura).
- El perro prefería estar más cerca del tutor que de la persona extraña (preferencia de la figura de apego y efecto de refugio).
- Cuando el tutor abandonaba la habitación, el perro mostraba signos de estrés.
- En el reencuentro con el tutor manifestaba comportamientos especiales de saludo.
Se comprobó así de una manera objetiva que el apego entre perros adultos y sus tutores es funcionalmente similar al de la madre y sus hijos.
Este test permite determinar también diferentes tipos de apego. Un vínculo de apego disfuncional puede propiciar la aparición de problemas psicológicos y comportamentales. En humanos hay varios tipos de apego algunos de los cuales se han podido extrapolar a perros:
–Apego Seguro: Individuos que muestran algún signo de estrés ante la separación en una situación extraña pero que al regreso del tutor lo saludan, se calman rápido y vuelven a jugar/explorar. Serían tutores que pasan tiempo de calidad con su perro, que lo acompañan cuando explora, y que son sensibles a sus necesidades, es decir, funcionan como base segura.
–Apego Ansioso: Individuos muy estresados en la separación y que al reencuentro con el tutor no se calman. Los tutores son inconsistentes, pueden premiar y castigar, están disponibles solo a veces sin ningún tipo de previsibilidad e inician pocas interacciones. Este tipo de apego puede estar presente en perros con problemas relacionados con la separación.
–Apego Evitativo: Individuos sin signos de estrés en la separación y que no saludan al tutor en la reunión. En humanos, son padres fríos, que rechazan a su hijo/a. En perros puede suceder en relaciones basadas en la autoridad y no en la cooperación. Tutores que no entienden las necesidades de su perro.
– Apego Desorganizado: Caótico, el individuo busca y rechaza. Hay muchos comportamientos de miedo y estrés. Se trata de individuos con experiencias tempranas dolorosas o traumáticas, puede corresponder a perros maltratados.
¿Cómo conseguimos un apego seguro con nuestro perro?
Debemos comportarnos como una verdadera base segura y acompañar a nuestro perro en su exploración del mundo, estar presentes cuando se enfrenta a nuevos eventos y ser su refugio en situaciones que lo puedan asustar. Es necesario compartir tiempo de calidad juntos, en el que intentaremos realizar actividades con nuestro perro que los dos disfrutemos. Debemos comportarnos de una manera previsible y consistente ya que si no, nuestro perro no sabrá que esperar de nosotros pudiendo desarrollar problemas de frustración y ansiedad. Usar siempre técnicas de aprendizaje en positivo y evitar los castigos que solo deteriorarán nuestro vínculo y no funcionaremos como una base segura o refugio porque ¿quién querría acercarse a un refugio que lo castiga?
Algunas peculiaridades del apego perro-humano
Este vínculo se forma entre perros adultos con su tutor y no debe confundirse con el apego de los cachorros a su madre. Es a partir de los 4 meses cuando los cachorros comienzan a forjar vínculo de apego con un humano, pero, aunque se necesita tiempo y contacto para que se forme el vínculo, este se desarrolla muy rápido y los perros son muy flexibles para formar nuevos apegos. Con tan solo unas semanas de contacto positivo con un humano, el vínculo de apego formado puede cumplir las 5 características básicas. Esta flexibilidad ha permitido a los perros adaptarse a nuestro mundo, así un mismo perro puede tener varios tutores durante su vida y formar vínculos de apego seguro con todos ellos. Además, vivir en una familiar humana favorece la formación de una red de apego en la que se generan figuras de apego secundarias. Tener varias figuras de apego es importante por si la primaria no se encuentra disponible.
Un mal vínculo de apego puede ocasionar problemas de conducta. Por ejemplo, en muchos problemas relacionados con la separación, la existencia de apegos inseguros puede ser la base o propiciar que el problema se complique. Tras muchos problemas de este tipo, vemos manejos inconsistentes del tutor, castigos y tutores no sensibles a las necesidades de sus perros. Así mismo, los apegos inseguros predisponen a nuestros perros a padecer problemas de miedo o ansiedad generalizada.
A modo de resumen, podemos decir que el núcleo de nuestra relación con los perros es el vínculo de apego. Si actuamos en consecuencia, y hacemos del vínculo de apego el eje central de la convivencia con nuestro perro, propiciaremos la cooperación y la comunicación entre nosotros y tendremos menos problemas comportamentales. El vínculo de apego con nuestro perro es único, forjado a través de la evolución conjunta de dos especies muy distintas que son capaces de convivir en perfecta harmonía.
Paula Pérez Fraga
Department of Ethology, Eötvös Loránd University, Hungary
Doctoral School of Biology, Institute of Biology, ELTE Eötvös Loránd University, Budapest, Hungary
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