El hurón (Mustela putorius furo = comadreja apestosa ladronzuela) es uno de los animales de familia exóticos más populares. Es importante entender sus particularidades etológicas para fomentar su bienestar.
Bases de la conducta
El hurón es la subespecie domesticada del turón europeo M. putorius (con posible hibridación de M. eversmanii), un habitante de espesura, con vida de suelo y madriguera, crepuscular, territorial, no social, carnívoro estricto, depredador de microfauna y presa al mismo tiempo.
Su domesticación es reciente (±2000 años) y con fines cinegéticos. A través de ella se han seleccionado un olor intenso para espantar a los conejos (de ahí el putorius en su nombre científico), rasgos infantiles persistentes (neotenia), y también tendencias depredadoras muy marcadas. Los linajes reproductivos actuales son escasos y genéticamente deficientes. Esto se ha tratado de combatir hibridando ocasionalmente con turón salvaje, con consecuencias fatales sobre algunos rasgos seleccionados en la domesticación.
Orgánicamente es un animal de 1-3 kg de peso con una tasa metabólica media. Su metabolismo es muy dependiente del fotoperiodo diario y estacional. Su salud en general es frágil. Sus sistemas de regulación gonadal y adrenal están íntimamente ligados, lo que condiciona muchos aspectos de su manejo.
Respecto a los órganos de los sentidos, su visión es deficiente en enfoque lejano y diferenciación de colores, pero buena en sensibilidad nocturna y percepción del movimiento. Su oído es más sensible a los sonidos agudos, y brinda una excelente audiolocalización. El tacto de hocico y patas es muy eficaz, y tiene pelos táctiles repartidos por el cuerpo. Su olfato es potente, le permite rastrear con precisión. Inicia la mayoría de sus exploraciones y contactos con olfateo y “hociqueo” (palpación orofacial). No tiene órgano vomeronasal funcional.
Su perfil cognitivo es de gran alerta y curiosidad, pero con baja focalización y retentiva. El temperamento suele ser impulsivo. En la regulación emocional destaca que con la domesticación se han potenciado marcadamente los sistemas de juego y de cuidados/vínculo (docilidad, facilitación de la formación de apegos), y se ha atenuado mucho el sistema de miedo (reducción de muchas inhibiciones). Aparte, se ha seleccionado una fuerte expresión del sistema de búsqueda/apetitos (intensa curiosidad y tendencia a la depredación).
En cuanto al desarrollo conductual, es una subespecie altricial, nace muy inmaduro. La activación de ojos y oídos sucede a las 4,5 semanas. Las crías empiezan a jugar y explorar a las 6 semanas, y comienza su destete. La socialización abarca hasta las 10 semanas, con una etapa particularmente sensible desde las 7,5 a las 8,5. Los alimentos no probados entre las 8-12 semanas serán poco aceptados en el futuro. La caza autónoma comienza a las 10 semanas, y desde las 13 abandona el nido. La pubertad sucede entre los 8-12 meses. El declive orgánico comienza a los 5 años, y la esperanza de vida ronda los 8.
Etograma normal
Las formas de locomoción normal en el hurón son la reptación y la marcha en pinza con el cuerpo arqueado. Trepa y salta mucho, aunque con torpeza. Se estaciona en escondrijos y puntos elevados. Realiza frecuentes escaneos periféricos con elevación de cabeza. Persigue objetivos pequeños, especialmente si siguen trayectorias ondulantes a ras de suelo. Usa profusamente boca y “manos” para explorar y manipular objetos, llegando a ser muy destructivo. Excava y se revuelca en sustratos. Voltea objetos para explorar bajo ellos (scooting). Esconde alimentos y “tesoros” alrededor de su guarida, de ahí el furo en su nombre científico.
Duerme más de 15 horas diarias (más en invierno), intercalando picos de actividad con reposos frecuentes, en ocasiones muy súbitos y profundos (dead sleep). Adapta este patrón de actividad/descanso a las rutinas de su entorno. Se refresca mediante jadeo o humedeciéndose en agua u orina. Tirita voluntariamente para caldearse. Usa su intenso olor corporal como marca, frotando la cara y/o el cuerpo (los machos, también el prepucio) contra superficies. Se asea revolcándose en sustratos u orina, y escasamente con autoacicalado.
Come y bebe en tomas pequeñas y frecuentes, con mayor consumo en invierno. A veces humedece el alimento con agua u orina. Las eliminaciones son, paralelamente, pequeñas y frecuentes. Usa letrinas preferentemente “sucias”, en penumbra, esquinadas y verticales. Elimina “marcha atrás”, elevando la cadera. Después suele hacer arrastre anal/genital.
Es un animal poligínico (un macho copula con varias hembras) y monoéstrico estacional (un celo al año, machos en enero-marzo y hembras en febrero-abril). El coito es violento para inducir la ovulación. La hembra anidará en un escondrijo tranquilo, cubriéndolo con materiales blandos. Dará a luz tras 40-43 días de gestación. Hay frecuente abandono o canibalización de camadas, pero algunas madres aceptan crías ajenas.
La territorialidad del hurón está difuminada. No tiene organización social, pero potencialmente es muy sociable, con cooperación informal y desestructurada. Suele haber más compatibilidad entre individuos de igual sexo. Toda su interacción social está impregnada de efusividad y ofensividad, que aminoran a medida que va habiendo familiarización olfativa y táctil entre los individuos. Su comunicación incluye rituales olfativos/táctiles, vocalizaciones y lenguaje corporal.
La relajación se manifiesta con posturas recogidas, movimientos y/o vocalizaciones suaves tipo susurro o arrullo, parpadeo lento y boca cerrada. La afiliación se expresa con contacto (hociqueo, frotamiento, “cucharita”), salpicar con orina o spraying, acicalado mutuo ocasional, y con patrones de efusividad similares a la agresividad: doqueo o cacareo (vocalizaciones similares a risa entre dientes), boca abierta sin mostrar dientes, embestidas, rodamiento, mordisqueo, piloerección alternante, ondeo de cola, saltitos (“danza de guerra”), rodar enganchados en un mordisco mutuo (alligator roll)…
El miedo, aunque está muy mitigado por la domesticación y a menudo se ve contrarrestado por la predominante curiosidad, se expresa con evitación, paralización, posturas aplanadas o ambivalentes, chillido, y/o agresividad defensiva.
La agresividad está muy presente en toda la conducta del hurón. Se presenta a menudo entremezclada con la alimentación, la exploración, la sexualidad, la interacción social (incluso afiliativa) y el juego. Se expresa con gruñidos, bufidos y siseos, piloerección sostenida, cola levantada, postura ostentosamente lateralizada o arqueada, cabeza adelantada, boca abierta mostrando dientes, embestidas y mordeduras fuertes con sacudida de cabeza o giro del cuerpo.
El malestar suele cursar con apatía, anorexia, falta de exploración y/o miedo. El dolor se manifiesta con postura rígida o demasiado encorvada y expresión facial tensa. El lavado de cara se relaciona con malestar gástrico.
Tenencia y bienestar
El hurón está decayendo como animal de familia, aunque sigue siendo muy popular. Sus necesidades por lo general son mal conocidas. La incidencia de enfermedades, problemas de conducta y compromisos de bienestar es alta. Su longevidad no supera a la del turón, lo que pone en cuestión su tenencia.
Los criaderos deberían implementar selección por criterios etológicos (no sólo físicos), cría principalmente maternal con colaboración humana en positivo, así como planes pediátricos de bienestar y socialización, que incluyan aprendizaje alimenticio. En los establecimientos de venta o acogida se deberían implementar programas de bienestar.
La adopción ideal es a partir de las 8 semanas de edad. Es muy recomendable hacer al menos una formación a la familia en los días anteriores o inmediatamente tras a la llegada a casa. Es esperable una fase de efusividad/agresividad de 1-4 semanas hasta que el hurón alcance la familiaridad olfativa/táctil. Esta familiaridad se puede perder tras 48 horas de separación. La convivencia de varios hurones suele ser beneficiosa, siguiendo un protocolo de introducción similar al del gato (asumiendo agresividad en la fase de contacto sin barrera).
Una vez en casa, si no está estrechamente supervisado, se debe mantener en un recinto cerrado amplio, con sus necesidades básicas cubiertas: refugio y abrigo, comida y bebida ad libitum, letrinas… En la latitud de la Península Ibérica se recomienda la iluminación totalmente natural (sin barreras lumínicas y sin luz artificial) para respetar su fotoperiodo. Las salidas, preferiblemente varias al día, deben ser en zonas “a prueba de hurones”, evitando agujeros, muebles plegables, posibles cuerpos extraños, alturas y caídas, etc.
Algunos recursos interesantes para favorecer el enriquecimiento ambiental son: estructuras para ejercitarse (plataformas y espacios 3D, túneles y tubos, laberintos…), refugios (hamacas colgantes, cuevas, mantas…), juguetes diversos (para “depredar”, para perseguir, juguetes dispensadores interactivos), sustratos para excavar/revolcarse (arena, agua, pellets, macarrones…), alimentación cruda entera, rastros olfativos de esencias animales o comida, juego social (evitando jugar con las manos), paseos en exteriores, etc.
En el manejo individual deben primar la calma y la seguridad para evitar mordiscos, caídas, etc. La sujeción recomendada es por la cintura escapular, con apoyo o sujeción del tercio posterior. Deben evitarse olores intensos en las manos, sonidos agudos, objetos colgantes y los dedos al alcance de su boca. La contención con manta es poco eficaz, ya que se deslizan entre los pliegues. Se pueden usar refugios tubulares estrechos fenestrados, “soborno” con premios, etc.
También es recomendable y beneficioso el entrenamiento de habilidades. Los reforzadores ideales suelen ser juguetes o alimentos muy palatables (carne picada, patés…). Si se usa clicker es recomendable que esté atenuado. El uso del castigo u otros métodos aversivos está absolutamente contraindicado. Las técnicas y habilidades más útiles para el manejo amable sin contacto son luring (señuelo) o pointing (“toca”), y para mantenerlo quieto, “arriba”, “acostado” y también el “toca” sostenido.
Se debería abolir la castración quirúrgica, que predispone a enfermedad adrenal. La recomendación es usar rutinariamente la esterilización química, especialmente el implante de deslorelina. Su duración es de 9-16 meses. Lo ideal es ponerlo en el último trimestre de cada año, anticipándose al celo.
Óscar Beceiro
Lecturas recomendadas
- Bradley, T.; Lightfoot, T.; Mayers, J. EXOTIC PET BEHAVIOR. Elsevier. 2006.
- Tynes, V.V. BEHAVIOR OF EXOTIC PETS. Wiley-Blackwell. 2010.
- Veterinary Clinics of North America – Exotic Animal Practice:
- Jenkins, J.R.; Vol. 2 – Issue 1, EXOTIC ANIMAL HUSBANDRY & NUTRITION. Elsevier. 1999.
- Rupley, A.E., Lightfoot, T.L.; Vol. 4 – Issue 3, EXOTIC ANIMAL BEHAVIOR. Elsevier. 2001.
- Heidenreich, B.; Vol. 15 – Issue 3, EXOTIC ANIMAL TRAINING & LEARNING. Elsevier. 2012.
- Rupley, A.E.; Vol. 18 – Issue 2, EXOTIC ANIMAL WELFARE & ENVIRONM. ENRICHMENT. Elsevier. 2015.
- Mayers, J.; Vol. 24 – Issue 1, EXOTIC ANIMAL BEHAVIOR. Elsevier. 2021.