La pica es una alteración del comportamiento que se puede definir como la ingesta reiterada de elementos no alimenticios.
En el perro, algunos de los elementos más frecuentemente ingeridos son piedras, plásticos, cartón, tela, madera, heces… La ingesta de heces, propias o ajenas, se considera un tipo específico de pica y recibe el nombre de coprofagia.
El consumo de plantas/hierba forma parte de la conducta alimentaria normal del perro a menos que se lleve a cabo de forma extrema.
La ingesta de elementos no alimenticios puede provocar problemas digestivos de diversa índole: daños en las piezas dentarias, vómitos, diarreas, parasitosis (en coprofagia), cuadros obstructivos…
¿Qué motivos pueden provocar que un perro ingiera elementos tan poco apetecibles y en muchos casos peligrosos?
La conducta de pica puede tener detrás diversas causas que se agrupan en dos grandes categorías: comportamentales y orgánicas1,2.
Nota: los símbolos (P) y (C) se corresponden con las iniciales de “pica” y “coprofagia” y hacen referencia a si la causa que se describe puede ser la explicación a uno o ambos trastornos.
Causas comportamentales:
– Conducta maternal1,3,4,5. (C)
La mayoría de los autores consideran que la coprofagia es fisiológica únicamente cuando se presenta en las madres durante el periodo de amamantamiento. Lindsay recoge también como normal la ingestión de heces por cuestiones de palatabilidad y como parte de la conducta exploratoria en cachorros.
– Conducta exploratoria3,4,6. (P),(C)
Los cachorros presentan una conducta exploratoria oral intensa, y en ocasiones pueden ingerir pedazos de los elementos que han estado mordisqueando, tales como palos, piñas, tierra, etc.
Algunos autores añaden las heces a este listado, señalando que es más probable que la coprofagia se produzca si el entorno está descuidado en cuanto a la limpieza y es pobre en la estimulación que ofrece.
Durante la conducta exploratoria, algunos perros pueden encontrar envoltorios de plástico o servilletas con restos de comida e ingerirlos rápidamente para evitar que el propietario se los retire.
– Palatabilidad1,4. (C)
El sabor y/o la textura de las heces resulta apetecible para algunos perros, que incluso pueden buscar específicamente ingerir heces de persona, herbívoros, gato (por su alto contenido en proteína).
– Conducta de evitación de un castigo1,5. (C)
Aquellos perros que han recibido castigos en el proceso de aprendizaje de los hábitos higiénicos pueden en ocasiones asociar la presencia de heces en el entorno con dicho castigo y, actuar en consecuencia ingiriendo las heces, en un intento de evitarlo.
– Hiperactividad1. (P)
Los perros hiperactivos pueden presentar pica relacionada con una conducta exploratoria muy intensa o con problemas de autocontrol.
– Conducta de demanda de atención o refuerzo inadecuado1,4,6. (P),(C)
La conducta de pica obtiene irremediablemente la atención de los propietarios, que persiguen a la mascota para retirarle elementos de la boca, castigarla… Algunos perros, especialmente los cachorros, se percatan de esta situación y perpetúan la conducta como una manera de obtener esa atención, incluso aunque esta llegue en forma de castigo. De esta forma, los propietarios refuerzan la conducta de pica de manera inadvertida.
– Conducta compulsiva2,6,8. (P)
Las conductas compulsivas son secuencias de movimientos normalmente derivados de conductas normales, pero realizadas fuera de contexto y de manera repetitiva, exagerada y continuada6.
Su aparición es desencadenada por situaciones estresantes, de conflicto o frustración que afectan a un animal que, además, puede poseer diferencias individuales que le hagan especialmente predispuesto a padecer este trastorno.
En relación a esta predisposición, se ha encontrado que en algunos individuos de la raza Doberman Pinscher el trastorno de pica puede presentarse asociado un trastorno compulsivo de succión del flanco o de mantas7.
Causas orgánicas:
-Dieta inadecuada/hambre1,4,8. (C)
-Problemas gastrointestinales1,4,8. (P,C) Enfermedad inflamatoria intestinal, alergia alimentaria, intolerancia, insuficiencia pancreática exocrina, parasitosis intestinal, otras.
-Polifagia1,4,6,8. (P,C) Diabetes mellitus, hiperadrenocorticismo, inducida por fármacos (ej. corticoesteroides).
-Problemas neurológicos1,8. (P) Disfunción cognitiva, lesiones en la amígdala.
Si sospechamos que nuestro perro puede padecer un trastorno de pica es necesario concertar una cita con el centro veterinario de referencia a la mayor brevedad posible.
Allí realizarán una exploración física exhaustiva de la mascota y las pruebas diagnósticas que estimen oportunas para comprobar que no hay ningún cuerpo extraño en el aparato digestivo y hacer una primera aproximación al diagnóstico, confirmando o descartando la presencia de causas orgánicas que puedan estar detrás de la conducta problema.
Dado que la lista de diagnósticos diferenciales es larga, a menudo se comienza a trabajar en paralelo en la especialidad de medicina del comportamiento para discernir si algún ámbito relacionado con el comportamiento puede tener influencia en el origen, mantenimiento o agravamiento de la conducta de pica.
En consulta, el veterinario etólogo clínico necesitará realizar una historia clínica exhaustiva, ordenada y pormenorizada que le permita situar el inicio del problema, y cuál ha sido su evolución, así como identificar los factores predisponentes y detonantes para un individuo concreto. La historia clínica también deberá recoger información sobre la actitud del tutor hacia el problema, ya que a menudo puede ser un factor agravante, por ejemplo, por la aplicación de castigo.
En cuanto al tratamiento, una intervención urgente independientemente de cuál sea origen del trastorno de pica, será evitar que el perro tenga acceso a los elementos que son un riesgo para él, revisando/asegurando el entorno y retirando todos los materiales peligrosos. En ocasiones será necesario el uso de un bozal, previo trabajo de habituación al mismo.
Más allá de las medidas de seguridad, será necesario tratar específicamente cada causa. Desde el punto de vista etológico, serán objetivos prioritarios:
- Revisar que la dieta sea adecuada.
- Eliminar o atenuar cualquier fuente de estrés, conflicto o frustración para la mascota.
- Revisar y mejorar el manejo por parte del propietario: eliminación de castigos, gestión de la demanda de atención, manejo consistente…
- Mejorar el enriquecimiento ambiental del perro.
- El uso de psicofármacos puede estar indicado cuando estemos frente a una conducta compulsiva.
Algunas pautas de tratamiento en el caso concreto de la coprofagia sin causa orgánica son:
- Dar de comer antes de los paseos para que el apetito esté saciado puede ser de utilidad, siempre y cuando no se realice ejercicio intenso durante los mismos, especialmente en razas con propensión a dilatación/torsión gástrica.
- Una dieta con mayor contenido en fibra para favorecer la sensación de saciedad.
- Limitar las posibilidades de que la conducta problema se repita y se refuerce es otro punto fundamental. Actuaciones en este sentido son: mantener el entorno limpio y mejorar el control durante los paseos para evitar el acceso a heces. El uso de bozal previo proceso de condicionamiento positivo estará indicado en algunas ocasiones.
El pronóstico del trastorno de pica podrá ser más o menos favorable dependiendo de la causa subyacente.
Susana García Portillo
Bibliografía
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- García-Belenguer Laita S, Rosado Sánchez B, Palacio Liesa J, Luño Muniesa I, González Martínez Á: Comportamientos estereotipados en el perro. En: Consulta de Difusión SL (ed): Manual de Medicina del Comportamiento. Especies Canina y Felina, 2022; 458-462.
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