Las vocalizaciones (ladridos, gemidos y aullidos) son una conducta innata, que forma parte del sistema de comunicación auditiva del perro. Pero cuando tienen lugar en exceso, o a horas no adecuadas, como por la noche, pueden convertirse en una conducta molesta tanto para los tutores como para los vecinos de los mismos, además de que pueden ser indicativas de que el bienestar del perro se encuentra seriamente comprometido.
Las vocalizaciones excesivas cuando los perros se quedan solos en casa pueden pasar inadvertidas para sus tutores, a no ser que haya quejas por parte de los vecinos. Es entonces cuando buscan ayuda para solucionar dicho problema encontrando, en ocasiones, consejo de fuentes no expertas, que les dicen que su perro tiene ansiedad por separación, o recibiendo consejos tales como que lo mejor es ponerle un collar anti-ladrido o un bozal para que no ladre. Pero, como veremos a continuación, este problema de conducta es más complejo de lo que en principio pueda parecer en cuanto a su diagnóstico y tratamiento. No todo perro que ladra cuando se queda solo en casa presenta ansiedad por separación.
Entonces…
¿Cuáles son los motivos por los que puede estar ladrando?
Por supuesto puede tratarse de un problema relacionado con la separación, pero también podemos encontrar vocalizaciones por otros motivos tales como:
- Facilitación social (otros perros están ladrando y él se une)
- Reacción a ruidos externos
- Inducida por miedo
- Juego
- Disfunción cognitiva
- Frustración
- Agresividad
La manifestación o no de otros signos clínicos tales como conducta destructiva, eliminación inadecuada, la postura corporal del animal, el contexto, etc… así como que la conducta tenga lugar solo en ausencia de los tutores o también cuando estos están presentes son algunos de los aspectos a valorar de cara al diagnóstico.
¿Qué sería conveniente hacer en esta situación?
- No normalizar la situación, ni esperar “a ver si se acostumbra” ya que cuanto más tiempo lleve instaurado el problema peor será el pronóstico del mismo.
- Lo ideal sería, en cuanto se sea consciente del problema, acudir a un especialista en medicina del comportamiento para que analice a fondo el problema. Diagnosticar cuál es la motivación de esta conducta es esencial para poder trabajar sobre la misma.
- Siempre se suele implementar un enriquecimiento ambiental adecuado a las necesidades del perro. Establecer rutinas de actividad, juego, ejercicio y estimulación mental.
- Según el diagnóstico habrá que trabajar el miedo a ruidos o problemas de agresividad.
- O tal vez convenga mejorar el vínculo perro-tutor. Teniendo en cuenta que no siempre que hay ansiedad por separación nos encontramos con un exceso de apego, sino que con un problema de apego.
- Si las vocalizaciones se dan cuando el animal se queda solo, puede ser recomendable grabar, con un dispositivo que grabe tanto audio como video, qué es lo que hace el perro cuando se queda solo para poder determinar el detonante de la conducta. Además de que dichas grabaciones también son muy útiles de cara a valorar la evolución del caso.
- Encerrarle en un cuarto para que le oigan menos y así no moleste a los vecinos puede ser una medida temporal a llevar a cabo, siempre y cuando nos aseguremos de haber acondicionado bien dicha habitación acorde a las necesidades individuales y tamaño del perro. En caso de no hacerlo puede convertirse en una medida a evitar, como las que veremos más adelante.
¿Puede ser necesaria la administración de medicación?
En función del diagnóstico podría ser necesaria la utilización de feromona de apaciguamiento, o la administración de nutraceúticos o psicofármacos. Teniendo en cuenta que se trataría de un complemento a la terapia, (una ayuda para conseguir un estado emocional más relajado mientras se llevan a cabo las pautas conductuales) ya que por sí solos no son la solución al problema.
En resumen: el tratamiento de las vocalizaciones excesivas debe ir enfocado hacia la causa de las mismas, por lo que no disponemos de una solución “mágica” igual para todos los perros, de modo que recomendamos huir de quien venda así la resolución del problema.
¿Qué es importante evitar hacer ante esta situación?
- El uso de collares anti-ladrido está totalmente desaconsejado. Como se ha comentado antes, la motivación de esta conducta puede ser muy variada y si tiene una base de estrés, miedo y/o ansiedad, lo único que conseguiremos con el collar es agravar el estrés, el miedo y la ansiedad. Además, colocando dichos collares no estamos trabajando sobre la causa que le lleva a ladrar, de modo que ésta no será la solución al problema, sino un parche que además compromete seriamente su bienestar.
- Ponerle un bozal para que no ladre tampoco es una buena idea.
- En general, utilizar cualquier medio de castigo está contraindicado.
Todas estas medidas pueden agravar la situación de ansiedad y suponer un perjuicio todavía mayor al bienestar del perro. En relación con las mismas recomendamos leer los siguientes posicionamientos del GEMCA:
Sandra Portals Arnáez
Bibliografía
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