Pseudogestación en la perra, ¿qué es?
La pseudogestación de la perra es un síndrome con signos de gestación, que se da en perras no gestantes, después de 6 a 12 semanas del estro (del celo) (Zubair, 2014).
Se produce uno o más de los siguientes síntomas (Scott, 2000; Gobello, 2001):
- Agrandamiento de la glándula mamaria y producción de leche, en baja cantidad, principalmente en mamas inguinales y abdominales.
- Agrandamiento de la vulva
- Vómitos
- Diarrea
- Síntomas comportamentales:
-
- Comportamiento maternal: nidificación; adopción de objetos como si fueran crías, pudiendo llegar a protegerlos
- Comportamiento de lamidos de abdomen, mamas…
- Nerviosismo, agitación / disminución de actividad. Con menor rendimiento en perros de trabajo
- Anorexia leve / polifagia (disminuye o aumenta el apetito)
- Polidipsia y poliuria (bebe y orina mucho)
- Agresividad: puede proteger objetos o zonas. A veces se producen agresividades muy inespecíficas, sin asociarse a protección de algo concreto y pudiendo darse sin existir otros signos.
Etiopatogenia
Al desaparecer la actividad del cuerpo lúteo, al final del diestro o de la gestación, los niveles de progesterona bajan, provocando un aumento de prolactina (Lyons et al., 1933).
Este aumento de prolactina es el principal factor desencadenante del aumento de tejido mamario y producción de leche, del comportamiento maternal y de otros signos (Concannon, 1980; Okkens et al., 1990; Lyons et al., 1933). Pueden existir otros factores implicados, contribuyendo al inicio y mantenimiento de la pseudogestación, pero son mucho menos importantes (hormonas de crecimiento, estrógenos…) (Hadley, 1975; Olschewiski, 1987; Graf y Entrebay, 1979). Así la administración de fármacos antiprolactínicos paran la pseudogestación (Jochle et al., 1989; Harvey et al., 1997; 1999).
Según la sensibilidad de los tejidos a la prolactina, se desarrolla de forma más o menos intensa la pseudogestación (Feldman EC, 1987). No depende de que la prolactina suba un poco más o menos, así los niveles de prolactina en las perras que desarrollan pseudogestación, son semejantes (Gobello et al. 2001). En base a determinar los niveles de prolactina, no se puede basar ni el diagnóstico de la existencia de la pseudogestación y ni si se debe tratar o no (Stefano Rogmanoli, 2009).
Cuando se utilizan fármacos antiprolactínicos, parece ser que la disminución brusca de la concentración de prolactina tiene un efecto más pronunciado que la concentración final tras el tratamiento (Gobello et. al., 2001d).
Por qué existen las pseudogestaciones, sentido adaptativo
En muchos grupos sociales (como los lobos, mangostas, etc.), es más adaptativo para algunos individuos, en cierta fase de su vida, no llegar a reproducirse y colaborar a criar la camada de la pareja que si lo hace, generalmente emparentada con ellos. De esta manera, parte de los genes de estos individuos que no han llegado a criar directamente sus propias crías, persistirán (Emlen, 1991). Así, en estas especies que muestran cría comunitaria, las hembras con pseudogestación, amamantan y cuidan a las crías de otra pareja reproductora. Incluso en los machos, el aumento estacional de prolactina, también rebaja tensiones sociales y facilita el cuidado de la camada (Jöchle, 1997).
En nuestra especie canina, las perras siguen presentando pseudogestaciones: es un estado obligatorio para todas las hembras no gestantes, para así amamantar y cuidar a las crías (Jöchle, 1997). En principio es un proceso normal (Concannon, 1980; Okkens et al., 1990) y las complicaciones son poco frecuentes (mastitis, dermatitis en las mamas por el lamido…). Sí parece haber una tendencia a que a mayor número de pseudogestaciones en una perra, mayor riesgo de tumores de mama en el futuro (Donnay et al., 1994).
Diagnóstico
Los signos y el momento en que ocurre (final del diestro), nos hará sospechar de pseudogestación, pero deberemos excluir preñez (ecográficamente).
Además, es frecuente que ciertas patologías coexistan, como piometra u otras muchas enfermedades que tienden a dar anorexia, depresión, pudiendo ser pasadas por alto, al atribuir los signos solo a la pseudogestación. Por ello, una revisión del animal, incluyendo analítica sanguínea, sería recomendable.
Tratamiento
Lo primero es determinar cuándo se debe tratar y cuándo no, ya que durante el diestro el desarrollo de la glándula mamaria es algo normal. Si no se está produciendo leche y no se producen signos comportamentales indeseables, no debería ser tratado farmacológicamente (Singh et al, 2018), tan solo medidas de manejo: se evitará el lamido o el ordeño, que podría estimular la lactancia. También puede ayudar el ayuno ligero. De esta forma, en muchas ocasiones el proceso remite solo (Mialot et al., 1984; Feldman & Nelson, 1996).
Si empieza a producirse leche, especialmente si también se dan signos comportamentales (pseudogestación clínica), puede ser necesario iniciar el tratamiento farmacológico, para evitar complicaciones.
Hay dos tipos de fármacos a usar, ambos tienen efecto antiprolactina (Romagnoli, 2009; Kowalewski, 2014; Gobello, 2001):
- Agonistas de dopamina (al estimularse neuronas dopaminérgicas en hipotálamo, se inhibe la producción de prolactina desde la hipófisis)
El principal sería la CABERGOLINA, sería el de primera elección, con acción más específica que otros y pocos efectos secundarios (Arbeiter y otros, 1988) y además se daría solo una vez al día.
- Antagonistas de serotonina (aumentan acción dopamina)
El principal sería la METERGOLINA.
En ambos, para el efecto de parada de producción de leche, suele ser suficiente unos 6 días, pero podría alargarse más si es necesario.
Se debe evitar el uso de fármacos fenotiacínicos (como la acepromacina), durante la pseudogestación, por provocar aumentos de prolactina (Voith, 1983).
La castración, sería el tratamiento definitivo (Jonhston, 1980, 1986):
- Se debe realizar en anestro. No realizarlo durante la pseudo gestación, pues podría exacerbar la misma (Harvey, 1999).
- Se debe valorar individualmente su conveniencia. Así, si existe problema de agresividad previo, podría estar contraindicada. En los casos de agresividad, solo estaría indicada si esta sucede durante las pseudogestaciones o durante los celos.
En perras que han sido castradas en diestro, es frecuente que surjan pseudogestaciones y, en algunos casos, se pueden producir problemas de agresividad, agitación, etc. (a veces, sin otros signos de pseudogestación). En ellas simplemente el empleo de cabergolina, en un estudio (Scott, 2000) sin llegarse a utilizar terapia comportamental, mejoró estos problemas.
Además, en algunos casos esporádicos, se puede producir actividad ovárica retenida postesterilización. En ellos se puede tratar con cabergolina y terapia comportamental mejorando mucho inicialmente y tras unos seis meses, volver a recaer (Scott, 2000). Se debería tener en cuenta está posibilidad, realizando seguimiento del caso.
Debido a la pseudogestación, puede producirse agresividad maternal, un tipo de agresividad defensiva, en la que la perra protege zona de nidificación u objetos sustitutivos de los cachorros que ha cogido, o acercamientos. Deberemos instaurar el tratamiento farmacológico lo antes posible, para reducir la prolactina y sus consecuencias comportamentales e iniciar tratamiento, cuyas medidas principales son:
- Los tutores deben saber que la agresividad maternal es a veces normal en algunas hembras y puede suceder durante las pseudogestaciones. Además, deben estar informados de la valoración de riesgo realizada.
- Es conveniente evitar las situaciones problema: es decir, no aproximarse a zona de nidificación, objetos adoptados… Tanto personas como en ocasiones otros animales.
- Si vamos a tener que retirar objetos adoptados, se recomienda primero llamar a la perra ofreciéndole premios y llevarla a otra zona cerrada (otra habitación), ofrecerle algún masticable o comida en juguete interactivo y dejarla en esa zona entretenida, para, mientras, proceder a retirar los objetos.
- Es importante no cometer el error de querer demostrar a la perra que cuando está gruñendo, no pasa nada si nos acercamos. Tampoco es recomendable enfrentarse a ella o regañarla si gruñe, ya que esto podría incrementar su agresividad y ser peligroso…
- Es recomendable crear ambiente tranquilo, sin tensiones, sin visitas… minimizando el estrés de la perra y reduciéndose así el riesgo de la agresividad.
- Se recomienda modificar el entorno. Por ejemplo, simplemente colocar el nido en una zona donde no pasan las personas, con frecuencia es suficiente para evitar los problemas.
- Las técnicas de desensibilización y el contracondicionamiento frente a las amenazas percibidas por la perra, es decir, las situaciones en las que la perra tiende a reaccionar (acercarse al nido, que suene el timbre de la casa, entrada de visitas a casa…) pueden ser útiles. Por ejemplo, si no hay espacio para retirar el nido, se irán realizando ejercicios de acercamientos repetidos a la zona de nidificación, a distancias en que no surja todavía la tensión, la agresividad. Se puede llamar a la hembra, de inicio a distancia larga y al acudir dar premios especiales y retrocederemos. Se irán realizando tandas de ejercicios, en días sucesivos, cada vez a distancias más cortas. Se demuestra de esta forma a la perra que nuestros acercamientos a los objetos adoptados o a su zona de nidificación, no conlleva peligro.
- Existe la posibilidad de usar bozal en ciertos momentos de posible riesgo (previa positivización). En perras que pudieran desarrollar ataques repentinos, sin previsibilidad, sería especialmente recomendable el uso de bozal o, si no, dejar separada en otra zona, hasta que la situación mejorase.
- El dolor causado por ejemplo por mastitis, puede aumentar la agresividad maternal (Kustritz, 2005) y por tanto es muy importante tratar el dolor.
- En hembras miedosas y con ambientes sociales poco previsibles, es más fácil que se desarrolle la agresividad maternal. Por lo tanto, se recomienda tratar el miedo y crear ambientes sociales previsibles, con interacciones marcando inicio y final, con zonas seguras donde refugiarse, que darán tranquilidad a la perra y reducirá riesgos.
- Se debe evitar intimidar a las perras, pues algunas perras, si se sienten constantemente amenazadas, pueden terminar por comerse a los cachorros.
Pseudogestaciones en gatas
En la gata, es muy poco frecuente que se produzcan pseudogestaciones. La razón es por el tipo de ovulación inducida que presentan.
Es decir, para que se produzca una pseudogestación, previamente se ha debido producir una ovulación, y esto solo ocurre en las gatas si han sido estimuladas:
- Mediante un coito, sin llegar a quedar preñadas por infertilidad del macho o alteraciones como efecto espermicida en genitales…
- Por estimulación táctil durante el celo:
- Caricias
- Uso del método del hisopo en vagina, para conseguir acortar la duración del celo y sus efectos molestos. Por ello este método se desaconseja realizarlo, al poder provocar pseudogestación.
Esta estimulación desencadena un aumento de LH (hormona luteinizante) produciéndose la ovulación y creándose el cuerpo lúteo y la producción de progesterona, que persiste unos 40 días y al reducirse sus niveles, surgirá la oleada de prolactina y los signos, que durarán entorno a seis semanas, tras lo cual volverá generalmente a producirse un celo.
Muchos de los signos clínicos y comportamentales muy frecuentemente observados en perras, no suelen darse tanto en gatas (nidificación, adopción de objetos, lactación…).
Los signos más vistos, son retraso del siguiente celo, agitación, nerviosismo, mayores demandas de atención del propietario, cambios de apetito…
Sí es frecuente que haya problemas de agresividad.
Conclusiones
La pseudogestación es resultado de un proceso de adaptación evolutiva y normal (pseudogestación fisiológica), tan solo en algunos casos se pueden producir complicaciones orgánicas o comportamentales (pseudogestación clínica), siendo en ellos cuando será necesario instaurar un tratamiento farmacológico, siendo la primera elección un agonista de la dopamina, como es la cabergolina, con bajos efectos secundarios.
Es importante tener en cuenta la posibilidad de pseudogestación, en problemas de comportamiento, en especial en agresividades. Más cuando en algunos casos, no se presentan otros signos físicos obvios de pseudogestación, siendo fundamental su diagnóstico para poder tratarlo adecuadamente.
A nivel preventivo, es importante realizar una buena socialización del cachorro, disminuyendo las posibilidades en el futuro de desarrollar agresividad maternal durante la gestación o la pseudogestación.
Si se llega a producir agresividad maternal, se debe iniciar inmediatamente el tratamiento farmacológico y evitar los acercamientos. En paralelo se podrán desarrollar ejercicios de modificación de conducta.
Felipe Fuentes
Bibliografía
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