La llegada a casa de un bebé es un gran acontecimiento, conlleva muchas novedades para todos los miembros de la familia, también para nuestros perros.
Desde el inicio del embarazo el perro es capaz de detectar los cambios que está sufriendo la madre, tanto biológicos como emocionales, y en ciertos casos algunos perros reaccionan a dichos cambios, por ejemplo, aumentan el contacto físico con la mujer embarazada (les piden más atención y caricias) e incluso se puede ver potenciado el instinto de protección hacia su cuidadora1.
Es muy importante, en los meses previos al nacimiento del bebé y con posterioridad al mismo, exponer al perro a los cambios y estímulos nuevos que implican la llegada del nuevo miembro de la familia, de forma gradual, nunca forzando y con exposiciones siempre positivas para el animal2. Cada familia es diferente y cada animal también, por lo que la adaptación debe ser personalizada para cada situación.
Las pautas generales a seguir cuando esperamos la llegada de un bebé en una casa con perro son:
A.- Horarios (paseos, comidas, juegos, etc.) que se respeten todos los días3,4,5. Los perros son animales de costumbres, les aporta estabilidad saber lo qué va a ocurrir y cuando sucederá. Se debe evitar que el perro relacione el juego o los paseos solo si el bebé está durmiendo o no está en casa. Durante las primeras semanas o meses es posible que los progenitores no puedan cumplir estos horarios, una solución a este problema sería pedirle a una persona de confianza que nos ayude en los cuidados de nuestro perro.
B.- Quizás se deban cambiar algunas normas, por ejemplo, no se recomienda que el perro se suba a la cama de los propietarios en presencia de un bebé. En este caso sería necesario adquirir una cama para perro confortable, colocarla en un lugar donde el animal se sienta cómodo y premiarlo cada vez que se tumbe en ella2. O incluso haya que establecer nuevas normas para mejorar la convivencia, como por ejemplo saludar sin saltar, en este caso debemos realizar ejercicios para trabajar de forma positiva la calma en el perro cuando llegamos a casa o vienen invitados.
C.- El perro necesita una “zona segura”, un espacio de calma y seguridad en casa, donde nadie le moleste. Un transportín sin puerta o una caja grande podrían servir, se puede cubrir con una manta para intentar aislar más la zona y darles más sensación de seguridad. La “zona segura” tiene que estar siempre a su disposición, pero no debemos obligarle a estar allí. Se aconseja acostumbrar al animal a entrar de forma gradual, nunca forzando, siempre con experiencias positivas, por ejemplo, mediante el juego o premios comestibles3,4,5.
D.- Habituación a estímulos relacionados con el bebé3,4,5: el nuevo miembro de la familia emite sonidos, realiza movimientos y tiene un olor desconocido para el animal, por lo que para minimizar el estrés y evitar posibles conductas de miedo en el perro se debe trabajar con él, con anterioridad a la llegada del bebé, siguiendo unas pautas.
- Los estímulos acústicos: se debe reproducir sonidos de bebés llorando a bajo volumen mientras jugamos con el perro y/o le ofrecemos premios comestibles, para que asocie ese nuevo sonido a algo positivo. Progresivamente se sube el volumen del llanto, teniendo en cuenta que nunca debemos provocar reacción en el animal.
- Los estímulos visuales: permitir al perro explorar con tranquilidad objetos que formarán parte de la vida del bebé (el carrito, la cuna, etc.) e incluso realizar ejercicios de adaptación específicos con aquellos objetos que se muevan o hagan ruidos, como por ejemplo, utilizar refuerzo positivo (juego, premios comestibles o caricias) mientras se mueve el carrito del bebé a una distancia a la que el animal no muestre miedo, acercar el carrito realizando círculos alrededor del perro (nunca en línea recta), evitando provocar reacción en el animal.
- Los estímulos olfativos: antes del nacimiento del bebé permitir que el perro huela los productos para el cuidado del bebé (cremas, aceites, colonias, etc.). Con anterioridad a la llegada del bebé a casa, se debe llevar su ropa usada o pañales usados y proceder de la misma forma con el animal.
E.- Es aconsejable enseñarle al perro el juego en solitario utilizando juguetes interactivos3,4.
F.- Para poder tener una correcta convivencia se deben establecer unas normas básicas de educación canina, como por ejemplo, no tirar de la correa, sentarse, esperar o atender a la llamada, soltar lo que lleve en la boca (para poder manejar correctamente la situación si “roba” algún objeto del bebé). También es recomendable enseñarle a diferenciar los objetos suyos de los del bebé, siendo los juguetes los más conflictivos, por lo que nunca se debe jugar con el perro utilizando objetos o juguetes del bebé6.
G.- La primera toma de contacto, debe realizarse en casa y en una zona sin estímulos, siempre que sea posible al finalizar el paseo del perro para que el animal se encuentre más tranquilo. Con perros que se excitan con facilidad, se recomienda utilizar una correa como medida de seguridad, evitando los tirones y la tensión en esta. Nunca se debe acercar el bebé al perro, sino que es el perro el que debe acercarse al bebé por los pies, evitando el contacto con la cabeza del recién nacido, y permitirle que olfatee al bebé. Si se detecta que el perro está muy nervioso, debemos separarlos, esperar a que se relaje y volver a intentarlo más tarde. No obstante, en ese momento sería aconsejable pedir ayuda de un profesional de la medicina del comportamiento. Durante los primeros días, las interacciones deben realizarse en un entorno tranquilo, sin distractores externos, con el animal y el bebé en calma, siempre bajo supervisión7.
H.- En aquellas ocasiones en las que no exista supervisión por una persona adulta, nunca podrá estar el bebé a solas con el animal. Son estrictamente necesarias unas medidas físicas de seguridad para evitar posibles accidentes en aquellos casos en los que no pueda realizarse dicha supervisión8,9,10,11.
I.- Una correcta comunicación perro-humano y humano-perro es una de las herramientas más importantes para la prevención de accidentes3,4,5. Es fundamental tener conocimientos básicos de lenguaje canino, por ejemplo, comprender que el gruñido es su forma de decirnos “no estoy cómodo con lo que está ocurriendo”, si no cesa esa situación, es probable que intente comunicarse de otra forma más peligrosa: mordiendo. Si se castiga al perro cuando gruñe, le enseñamos al animal a no expresar su estado anímico, por lo que cuando se sienta incómodo, omitirá el gruñido y realizará directamente el marcaje con dientes sin previo aviso, lo cual sería extremadamente peligroso en presencia de un bebé8,9,10,11.
Carmen Mengíbar
Bibliografía
- Rosell, F.; Un olfato para todo. Editorial Paidotribo (2018)
- Hernandez Garzón, P.; Manual de etología canina (2012)
- Debra F. Horwitzy Daniel S. Mills.; BSAVA Manual de Medicina del Comportamiento Canino y Felino. Edición 2ª. 2009
- Landsberg G., Hunthausen W., Ackerman L.; Behavior problems of the dog and cat. Edición 3º (2012)
- Manteca, X.; Etología clínica veterinaria. 2ª edición (2002)
- TAMI, G.; Bebes y perros, consejos para una buena relación; https://www.fundacion-affinity.org
- TAMI, G. ; Te presento al nuevo peque de la casa; https://www.fundacion-affinity.org
- Orr J., LewinT., Shyock J., Potter-Kotecki K.; El programa Be a Tree TM: prevención de mordeduras de perro para niños en edad escolar. www.be-a-tree.com
- Mengíbar Fuentes, C.; Manual para la prevención de la agresividad canina dirigida a niños (2014)
- Chapman S, Cornwall J, Righetti J, Sung L. Preventing dog bites in children: randomised controlled trial of an educational intervention (2000)
- Meints: The Blue Dog Guía para padres y CD: Seguro Entre las relaciones entre niños y perros (2007)
Excelente mensaje educativo, para un momento tan importante como lo es la llegada de un bebe ,a un hogar con mascota